Esta semana se aireó un acuerdo de última hora entre dos fabricantes de baterías para coches eléctricos cuyo conflicto amenazó una inversión de 2.600 millones de dólares en el estado de Georgia, y la paralización de la fabricación de coches eléctricos por parte de General Motors y Volkswagen en el mercado estadounidense.
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La industria del automóvil europea prácticamente ha descartado el uso de la pila de hidrógeno, a diferencia de los fabricantes asiáticos como Hyundai y Toyota que apuestan por esta tecnología. Sin embargo, admite a regañadientes que serían viables en cierto tipo de transporte. En particular en los que van de punto a punto, incluidas las flotas de camiones que tienen rutas prefijadas y vuelven a una base de operaciones.
La ausencia de criterios públicos en la distribución de los fondos Generation Next, empieza a poner nerviosas a las grandes empresas que los reclaman para acelerar la transición ecológica. El presidente de Seat, Wayne Griffiths, condicionó ayer la creación de un ecosistema del coche eléctrico al compromiso nítido del Gobierno y la Comisión Europea. Compromiso que se mediría según la firma en la declaración del plan para el desarrollo del coche eléctrico que lidera como PERTE del que espera recibir al menos 840 millones de euros.
Volkswagen (VW) aspira a contar con seis fábricas de baterías en Europa junto con socios en funcionamiento para el 2030 para garantizar la seguridad de suministro. El anuncio indica una tendencia del sector: contar con una línea propia de suministro sin depender de proveedores externos.
La industria de servicios navieros de los países nórdicos, toma ventaja en la carrera por la descarbonización del transporte marítimo.
De acuerdo con fuentes del sector marítimo las nuevas órdenes para la construcción de barcos en astilleros de todo el mundo el gas natural y el propano llevan la delantera respecto de otros combustibles para los motores marinos. Más del 25% de los barcos que está previsto que se construyan para entrega en el corto plazo están impulsados por gas natural licuado (GNL) o gases licuados del petróleo (GLP) lo que da una idea de cuál es la estrategia por la que han optado las grandes navieras.
La industria ha contraído fuertes compromisos con el paso al coche eléctrico y los inversores exigen hechos. Ha empezado una doble carrera: entre los fabricantes de coche eléctrico que buscan tecnologías punteras para diferenciar sus baterías; y entre los aspirantes a sedes fabriles que necesitan atraer inversiones para contar con gigafrábricas de baterías. El fabricante que no tenga una batería puntera perderá mercado; el país o la región que no tenga una gigafábrica de baterías saldrá del mapa fabril del coche eléctrico.